min 2022, una combinación única de fenómenos financieros y físicos interrumpió el mercado mundial de reaseguros contra desastres climáticos. La fuerte subida de los tipos de interés, la inflación de los costes de reparación, pero sobre todo los fenómenos extremos desbocados han tensionado este mercado, cuya función es repartir riesgos entre aseguradoras: la reaseguradora operará como una «aseguradora de aseguradoras».
A finales de 2022, la espectacular subida del coste del reaseguro no estuvo acompañada, contrariamente a las predicciones de la teoría del mercado, por un aumento de la oferta. No se ha satisfecho la demanda y algunas aseguradoras han tenido que mantener más riesgo en sus balances de lo esperado.
Las aseguradoras parecen haberse hecho ilusiones durante mucho tiempo sobre su capacidad para adaptarse al riesgo del cambio climático. Pensaron que solo tenían que revisar sus precios, al alza, cada año. Pero la violencia de los choques, la incertidumbre sobre su variabilidad, el carácter sistémico de eventos extremos cada vez más complejos y con efectos poco anticipados han sacudido las certezas y creencias del mercado.
El riesgo del cambio climático no tiene nada que ver con el riesgo climático, un riesgo bien conocido en el pasado. El riesgo del cambio climático es el cambio en el riesgo climático. Resulta, de hecho, difícil de modelar, de cuantificar, de anticipar; y, por lo tanto, asegurar. Dejemos de creer que la modelización estadística del cambio climático permitirá cuantificar y por tanto controlar el aseguramiento de este riesgo; dejemos de creer que los mercados financieros, a través de sus innovaciones (como los “bonos de catástrofe”), podrán apoyar a las reaseguradoras privadas que necesitan capital; dejemos de refugiarnos en la idea de que se seguirá acumulando capital y personas en los lugares más expuestos al cambio climático.
Creciente déficit de asegurabilidad
Las señales de alerta de la crisis se venían acumulando desde hace varios años, particularmente en Europa, con las dramáticas inundaciones en Bélgica y Alemania en el verano de 2021. Los incendios forestales se han multiplicado, especialmente en América del Norte. La crisis del seguro es, por tanto, global, porque se trata de un mercado interconectado a través del reaseguro, cuyo objetivo es agrupar los riesgos, en el espacio y en el tiempo. Los síntomas de la crisis proliferaron primero en Estados Unidos: retirada de reaseguradoras y aseguradoras; aumento de tarifas y deducibles; Intervenciones del Estado para suplir un déficit creciente en la asegurabilidad de los bienes. La preocupación crece inexorablemente entre los clientes, los ciudadanos y, por tanto, entre sus representantes políticos.
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