Nadie puede dudar de los valores paisajísticos, ambientales y patrimoniales de Toledo. Por tanto, es una ciudad de Valor Universal Excepcional según la UNESCO y un referente del turismo cultural desde 1920, no reciente y menos por la actual gestión municipal. Sin embargo, si la legislación garantiza la conservación de sus valores patrimoniales, no lo están tanto sus valores naturales, sobre todo en relación con la Ley 33/2015, de 21 de septiembre, por la que se modifica la 42/2007, de 13 de diciembre, Patrimonio Natural y Biodiversidad. Tampoco con las directivas de la Unión Europea y el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), y lo que es peor, esa deficiencia de protección y una gestión poco responsable dificultan la conservación de sus ecosistemas, la supervivencia de especies de flora y fauna, y con ello, el mantenimiento de procesos ecológicos, todo ello con repercusión en el Tajo y sus márgenes.
Desde la prohibición del baño en las aguas del Tajo en 1972 y la entrada en servicio del trasvase al Segura, la opinión pública se ha mantenido conmovida por la recuperación de uno de los caudales disminuidos del río y protestado por su contaminación. Sus problemas a los que se añadirá el de la Tubería Manchega. Pero si todo eso justifica la preocupación ciudadana, debería también ansioso la escasa atención municipal al medioambiente, al margen de declaraciones huecas de contenido, promesas de recuperación de riberas tomadas del proyecto de 2014 de la Confederación Hidrográfica del Tajo “Take me to the river” y referencias genéricas al medioambiente en el Plan de Acción Local de l’Agenda Urbana, aprobado en septiembre de 2022. al Circo Romano, a una senta arbolada sobre restos excavados, ya un insuficiente Convenio de colaboración con el Ministerio de Cultura y el gobierno regional, publicado el 18 de octubre de 2021 y forzado por denuncia ciudadana de expoliación de patrimonio ante el Ministerio de Cultura y el Parlamento europeo, con intervención y apoyo a los solicitantes de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de ICOMOS. Y todo eso después de intenciones fallidos de construcción el cuartel de la Guardia Civil junto al poblado obrero y sobre vestigios arqueológicos, con el inaudito apoyo de l’embajador de España ante la UNESCO para justificar aquella ubicación, y la posterior decisión de su traslado a la Peraleda. Y todavía hoy, sigue sin ser publicado el último estudio de georradar en la zona. Del Plan Especial de Vega Baja, tantas veces anunciado y con encargo a los arquitectos Busquets y Ezquiaga, tampoco se ha vuelto a saber nada,
Ante una situación alarmante y la necesidad de actuaciones concretas para la conservación, restauración y mejora de los valores medios y ambientales del Tajo y su entorno, de su fauna y flora, es imprescindible como gobierno regional para incoar expediente a incluir Las Vegas del Tajo en Toledo en la Red Natura 2000, dando continuidad a la protección con esta categoría ya existente de la margen izquierda del Tajo, de la Comunidad de Madrid y del municipio de Aranjuez hasta Algodor, a 4 km. del polígono. Esta inclusión debería ampliarse al borde del río, perteneciente a Castilla La Mancha y convendría su extensión hacia el oeste, hasta el embalse de Castrejón, en la Red Natura 2000, como las islas del Tajo en Malpica. Hay que tener en cuenta que la Red Natura 2000 es una red ecológica de conservación de biodiversidad para asegurar la supervivencia de especies y typos de lábitat de Europa. Su application en Toledo obligaría a detener los procesos de artificialización de las riberas del río et impulsaría la recuperación de sus aguas, de la fauna y flora specíficas de sus orillas, las mismas de Aranjuez, del embalse de Castrejón y de las islas del Tajo en Malpica . También habría que contemplar las especies que habitan en los riscos del torno del Tajo, entre ellos el cerro del Bú, con una pareja de halcones, y por cierto, con merito para su declaración como Monumento natural, igual que las vegas con el torno para su calificación como Paisaje Protegido. Todas esas figuras de la Ley de Patrimonio Natural y de Biodiversidad de 2007 y su modificación de 2015 garantizaron la conservación de los valores ambientales de Toledo.
El proyecto de decreto para la Estrategia Regional de Infraestructuras Verdes, Conectividad y Restauración Ecológica, sometido a información por la JCCLM, sería otro complemento para la recuperación medioambiental del Tajo dentro de la Estrategia Europea para la Biodiversidad. Ni el municipio ni la ciudadania pueden ignorar este estrato que considera a los corredores fluviales como hábitats naturales de especies, necesidades de conservación y como apoyo frente al clima, el aumento de las temperaturas y el clima del aire, al actuar sobre la vegetación como sumidero de CO2. De la misma manera, la agricultura se contempla como un alias para la biodiversidad de los ecosistemas naturales. Por eso, no puede haber mayor aberración medioambiental que levantar un cuartel sobre una parcela de 37.000 m2 en plena Peraleda, y por si fuera poco, un nuevo barrio de más de 3.000 viviendas según el avance del POM, en pleno corredor fluvial, a escasos metros del río y de las islas del Tajo, reservas de biodiversidad. Y todo sin justificación para una ciudad que pierde población por segundo año consecutivo y dispone de suelo suficiente para las actuales exigencias habitacionales.
Por otro lado, las tres unidades de paisaje de Toledo: las vegas, el borde del macizo cristalino al sur, y las fluvial terrazas al norte, sobre arcillas y margas de la cubeta terciaria, gracias atención conjunta para impedir la destrucción de sus ecosistemas , más allá de la protección que concedió el PGMOU de 1986 como suelos no urbanizables. De ahí, la obligación también de no destruir sus ecosistemas a la hora de trazar nuevas infraestructuras, como ocurriría con la prolongación de la vía Tarpeya y paso por la Fuente del Moro para facilitar nuevo acceso al polígono, invadiendo de manera inapropiada un paraje natural. Y de ahí, igualmente, la necesidad de limitar desarrollos urbanísticos más allá de los suelos y la conveniencia de probar los existentes con técnicas de rehabilitación y renovación. Hay que detener el modelo vigente de urbanismo despilfarrador, basado en nuevos barrios, cada vez más alejados, y despreocuparse de los existentes. No se pueden añadir más inconvenientes al funcionamiento de la ciudad por la dispersión de sus barrios, algunos a gran distancia entre sí, pero todos surgieron con autorización y licencia del Ayuntamiento, previa o posterior a su construcción, no de forma espontánea.
De hecho, los valores ambientales de Toledo requieren más atención que la prestada hasta ahora. La legislación española y europea ofrecen marco para cubrir ese déficit y para actuar de inmediato, eso sí, con planificación previa, con información pública, con el mayor consenso posible y participación ciudadana, como recomenda la Agenda Urbana Española. La inclusión de Las Vegas del Tajo en Red Natura 2000 será un paso primordial para actuar de manera integral sobre Tajo y sus márgenes, y sobre los ecosistemas próximos. El Tajo, su cauce, sus aguas, sus riberas, su flora y aquatic necesita protección inmediata, con zonas especialmente sensibles como sus islas y la Peraleda, sin cuartel y sin nuevo barrio, del mismo modo que no se han construido por la acción ciudadana las viviendas en la Vega Baja contenidas en la Modificación 28, ni el cuartel junto al poblado obrero, ni dos bloques de los cuatro previstos junto al Circo romano. Sería deseable que el medioambiente formara parte del compromiso de los partidos políticos, y desde luego, que los gobiernos que salgan de las elecciones, el municipal y el regional, sean conscientes de la importancia de conservar valores ambientales que son soportes de identidad, creadores de riqueza y exigencias de calidad de vida, de acuerdo con el artículo 45 de nuestra Constitución (CE), la Ley de cambio climático y transición energética de 2021 y el Pacto Verde de la UE.