Seca e inesperada, la noticia cayó en forma de nota de prensa. El lunes 24 de abril, el canal conservador Fox News anunció la separación de su presentador estrella, Tucker Carlson. Esta decisión llega una semana después de que la cadena acordara pagar la monumental suma de 787,5 millones de dólares (713 millones de euros) a la empresa Dominion, fabricante de máquinas de votación electrónica, para evitar una demanda por difamación. Como parte de este procedimiento, se habían revelado numerosos mensajes privados de Tucker Carlson, algunos de los cuales eran groseramente críticos con la gestión de la cadena y su propietario, Rupert Murdoch.
A casi dieciocho meses de las elecciones presidenciales estadounidenses, la salida del presentador de 53 años es un gran acontecimiento, tanto mediático como político. Su programa diario fue el más visto en los canales de noticias, con un promedio de 3,2 millones de espectadores. Pero esta cifra no dice nada sobre los videos virales en las redes sociales, extractos publicados en innumerables sitios. Tucker Carlson es uno de los ideólogos más influyentes de la derecha estadounidense. Para los republicanos electos, pasar por su antena constituye una forma de doblaje.
“Volvemos el lunes”, dijo un jovial Tucker Carlson el viernes por la noche, al final de su programa, como si nada hubiera pasado. EL » acuerdo « evocado por la cadena en su nota de prensa se asemeja ante todo a una amputación. La última imagen del presentador en Fox News será, por tanto, una secuencia en la que come pizza de piña y salchicha con un repartidor que unos días antes había permitido la detención de un sospechoso por parte de la policía, en un pequeño pueblo de Pensilvania.
En abril de 2017, Tucker Carlson reemplazó a Bill O’Reilly en horario estelar, a las 8 p. m. Esta última, veterana de la antena e influyente voz populista, tuvo que dejar el canal de manera abrupta, por múltiples denuncias de acoso sexual. Una investigación interna y la deserción de los anunciantes habían empujado a la gerencia a tomar una decisión radical, acelerando el deseo de abrir una nueva era.
Un programa de televisión de formidable eficacia
Tucker Carlson vino del lado opuesto. Había surgido en el canal de noticias CNN y luego en MSNBC, donde condujo un programa político entre 2005 y 2008. En Fox News, tuvo que encontrar la manera de destacar. La otra estrella de la velada, Sean Hannity, susurró al oído de Donald Trump, entonces en la Casa Blanca, y cantó sus alabanzas sin freno alguno. Tucker Carlson, elige su camino: Trumpismo sin Trump. El presentador intuyó el enorme potencial que representaba esta base MAGA (“Make America Great Again”), agregada de estadounidenses de perfiles variados, la mayoría sin diplomas y sintiéndose olvidados, con Dios en la boca y las armas en las manos.
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